jueves, 5 de febrero de 2015

Principio Biocéntrico. Biodanza




 








Según Rolando Toro, el principio biocéntrico se inspira en un modelo teórico de pensamiento en el que el universo está organizado en función de la vida. La vida sería un "proyecto-fuerza" que conduce a la evolución del cosmos.

Esta base teórica se contrapone al paradigma científico de que la vida es el resultado ocasional de la combinatoria de elementos atómicos...

Rolando Toro sostiene que "todo aquello que existe: estrellas, plantas, animales, seres humanos...son componentes de un sistema viviente mayor, sometido a una matriz previa de organización basada en leyes físicas, biológicas y cósmicas. El universo existe porque existe la vida...y no al revés...la vida existe porque existe el universo. La evolución del universo es en realidad la evolución de la vida y culmina en el fenómeno de la CONCIENCIA.

 
La vida es una fuerza que aparece en algunos sistemas dinámicos y que tiene el poder de organizar los elementos (concepto "atractor" descrito por J.R. Newman en la "teoría del caos").

El reino de vida abarca todo lo que existe, toda expresión, todo movimiento, toda danza es un "acto viviente".

La desconexión de la humanidad de la matriz cósmica de la vida, ha generado a través de la historia, formas culturales destructivas, conduciéndonos a la profunda crisis en la que vivimos. Cuando tomamos conciencia de lo que significa "el milagro de la vida" que nos anima, se nos revela un sentido absoluto de la valorización de la existencia.
El principio biocéntrico sitúa el respeto por la vida como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos; restablece el sentido sagrado.

La percepción de la "Unidad Suprema" experimentada por los místicos, es perfectamente coherente con esta visión. Podemos descubrir en estados expansivos de conciencia esta realidad fundadora y penetrar en las raíces de una "cultura de vida".

La aparición de la conciencia y del amor en la evolución de la vida impulsan nuevas formas evolutivas del humano.
Si un organismo no evoluciona (según investigaciones científicas), desaparece de la biosfera.

El sentimiento de amor podemos definirlo como "la experiencia suprema de contacto con la vida..."

A través de la Biodanza, llegamos a la fuente originaria de los impulsos de vida. Danza, Amor y Vida son términos que aluden al fenómeno de Unidad Cósmica.

Desde el principio biocéntrico, podemos concebir esa experiencia de unidad mística e identidad suprema...

El principio biocéntrico propone la potenciación de la vida y la expresión de sus poderes evolutivos. Los actuales códigos de justicia se basan en la propiedad privada, no en la vida, son la expresión de una psicosis colectiva. La cultura debería estar organizada en función de la vida.
El principio biocéntrico es una referencia esencial al sentido de unidad y pertenencia, una síntesis conceptual del ser humano con el magno proceso de integración con el universo, con su semejante y con la condición autónoma de amor y conciencia.
 
Se inspira en las leyes universales que conservan los sistemas vivos y hacen posible su evolución.

Su referencia existencial es la vivencia y propone un método que procede del hecho ineludible de la existencia de la vida "aquí y ahora" para interrogarse sobre el origen del cosmos. El abordaje de Rolando Toro hacia la conciencia, parte de la vivencia de la vida y de la certeza que esta vivencia ofrece como dato inicial.
Todo lo que existe, de los neutrinos a los quásares, de la piedra a los pensamientos más sutiles, forman parte de un sistema viviente.

Según el principio biocéntrico, el universo existe porque existe la vida, y no lo contrario. La vida no es consecuencia de procesos atómicos y químicos, sino la estructura guía de la construcción del universo. Las relaciones de transformación matera-energía son estados de integración de la vida. La evolución del universo es en realidad la evolución de la vida. La estrategia de transformación existencial cambia a partir del principio biocéntrico: los parámetros de la vida cósmica se convierten en los parámetros de nuestro estilo de vida. Nuestros gestos se organizan como expresiones de vida, no como medios para alcanzar fines externos.

Estos se desenvuelven para crear más vida dentro de la vida. Cuando las situaciones socio-culturales son adversas, pueden ser cambiadas, no con auxilio de ideologías o acciones políticas, sino restableciendo en cada instante de nuestra existencia las condiciones para que la vida esté protegida.

El sentido de la vida está en la vida misma y prescinde de la elaboración de significatidos extrínsecos. La conciencia se pone en el campo de la emoción, definiendo lo emocional como la experiencia suprema del contacto con lo real. Ser el sentido de la propia existencia como el danzarín es el mismo ritmo y armonía.
 



 
 
Frente al terror del origen (lo desconocido), frente a la soledad inespugnable del infinito (el olvido), los seres humanos buscan una respuesta mirándose a los ojos.

Nuestras existencias no están lanzadas al azar como meteoritos que arden en el espacio cóncavo, sino que nacen de la savia milenaria del gran creador de la vida, del "útero cósmico", que se nutre y respira con el amor de los elementos. En la luz del origen, en el claro paradisíaco de la realidad, nos buscamos recíprocamente...
 
El Principio Biocéntrico
Rolando Toro
 
 
 
 
 


 
 

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